domingo, 28 de diciembre de 2014

No puedo decirte adiós.

Él vino para quedarse pero la única que no podía quedarse aquí era yo; ¿y cómo se le dice a esa persona que vas a irte? ¿cómo se le dice que a la larga va a ser más feliz sin ti? ¿cómo se le dice que a partir de ahora va a tener que vivir sin tenerte ahí para sacarte de quicio? ¿cómo se le dice que no vas a contestar a sus llamadas? ¿cómo se le dice que de ahora en adelante ya no va a tener tus buenas noches? ¿cómo se le dice que tiene que aprender a pasar de ti un día para poder así pasar más días sin ti? ¿cómo se le dice adiós sin doler? Yo sólo sé hacerlo escribiendo; no te prometo que no te vaya a doler pero esta vez la que no puede soy yo; no puedo hablarte y fingir que aquí dentro no siento nada, no puedo reírme contigo cuando sólo tengo ganas de llorar por ti, no puedo seguir con mi vida si te sigo teniendo en ella. Últimamente no puedo con nada, me he quedado sin apenas fuerzas para seguir. No sé qué mierda has hecho conmigo porque yo antes era más fuerte, joder, no me hundía por todo y si lo hacía podía vivir con ello, pero vienes tú y rompes mi vida como si nada, como si no te importase, y lo haces para luego no quedarte y me duele. Me duele porque nos quisimos, lo hacíamos y sólo quiero creer que eso puede volver pero sé que no. No vamos a volver allí dónde éramos felices y me empeño en creer que sí, siempre he sido de esas que se niegan a aceptar las cosas, y esta es una de esas veces en las que sé que todo ha terminado y aún así quiero creer que no. Me gustaría poder mirarme al espejo y gritarme “¿tú eres gilipollas o qué?” poder decirme que no va a volver a quererte como lo hacia o nada va a ser como antes y lo sabes, hazte a la idea, joder pero me miro en el espejo y lo único que hago es romper a llorar, romper, sí, un poco más de lo que ya estaba desde que me dejaste. Y por eso y muchas otras cosas no puedes quedarte porque me dueles. Me duele que te quedes y fingir que tengo ganas de abrazarte cuando lo único que quiero hacer es besarte el resto de mis días; te dije que cuando yo quería lo hacía para siempre y no querías creerlo pero, mírame, lo hago y no planeo dejar de hacerlo.

lunes, 15 de diciembre de 2014

84 días sin ti.

Llevo 84 días, dos mil dieciséis horas sin ti, y mejor no te digo los minutos para que no pienses que me acuerdo mucho de ti, y aunque te lo diga te dará igual, mientras para mí es un constante vacío porque cada segundo que pasa es uno más en el que no te tengo. He intentado ser fuerte y seguir con mi vida, así como parece que tú estás haciendo; con esa facilidad que me escuece, como si yo nunca hubiese sido tan importante como muchas noches me decías. Te veo feliz sin mí y no sabes como me duele, porque siento que cada minuto que paso sin ti, es un minuto menos para que conozcas a alguna persona que vea en ti lo que yo vi, y si por mí fuese, no le hablaría nunca a nadie de lo que llegaste a hacerme sentir, para que ninguna chica llegue a quererte como yo hice y voy a seguir haciendo el resto de mi vida. Hoy por casualidad, leí que en la vida hay dos tipos de amores; uno es el amor de tu vida y otro es la persona con la que te casas, y me gustaría que fueses la segunda opción, porque la primera ya hacía mucho que lo eras. Dicen que esa persona con la que naces destinada a encontrarte es la que sueles perder, esa con la que la química supera cualquier razón existente, pero que nunca alcanzarán ese final feliz que tanto deseas. Y luego está esa otra persona que podrá hacerte feliz, sí, pero no habrá ni un puto día en el que no recuerdes o necesites esos besos que el gran amor de tu vida te daba. Esa persona en la que estás pensando ahora mismo y que ya no está. Y por eso llevo 84 malditos días pensando en ti, porque sé que pasarán muchos más en los que desearé por encima de todo discutir contigo a besarme con otro cualquiera. Lo que él no sabe es que siempre que dejábamos de hablar, le decía te quiero porque nunca sabía cuando sería la última vez que podría decírselo, sabiendo que a él le encantaba escucharlo, hasta que llegó. Y no sabéis lo que llega a doler el saber que nunca más vas a escuchar un te quiero tan sincero como el de él, y aunque lo escuches sabrás que no vale ni la mitad de lo que valían los suyos. Y siento que cada segundo que pasa es uno menos para que él encuentre ese amor de su vida, porque yo, sin duda, no fui el suyo. Y él, sin duda, seguirá siendo siempre el mío, pasen los días que pasen, sé que si alguna vez llego a verle, mi corazón volverá a sentirse vivo como cuando le conocí, porque parece que ahora no late y si lo hace, lo hace por latir, por vivir, por seguir. Y yo en estos momentos; ciento veinte mil novecientos sesenta minutos después, uno más o uno menos, no lo sé, siento que no puedo sin él, que no quiero. Que no siento, que no vivo. Que sólo lloro y vivo pensando en que quizás algún día volvamos a encontrarnos y él me siga queriendo aún sabiendo muy en el fondo, que si nos volvemos a ver, él ya será feliz sin mí. Es fácil, ya lo está siendo, y yo por dentro siento que voy muriendo cada día un poco más. 

domingo, 7 de diciembre de 2014

Todavía es pronto para decir adiós, quédate.

¿Sabes? Una vez alguien me dijo que los pequeños detalles hacen las grandes cosas. Que a veces tus lugares favoritos pueden ser personas, que las personas pueden ser motivos. Pero claro, lo que yo no sabía es que había personas que podían salvarte, personas que te sacan a flote cuando tú aún no eres consciente de que te estás ahogando. Entonces, alguien se acerca a ti, y a ti de repente, todo te da miedo. Te da miedo el olvido, el dolor. Son sentimientos que siempre has tenido presente, pero es que joder, es que entonces llega alguien que con sólo una caricia te hace sentir que las cosas están bien, que esta vez sí, que esta vez no vas a caer. Entonces, lo sabes, pasas cada día diciéndote que no puedes permitir perderlo, y yo no puedo perderte a ti. No puedo perdernos, todavía no he aprendido a vivir sin ti y oye, que tampoco quiero. 

domingo, 23 de noviembre de 2014

Lo único que me queda de ti.

Estoy cansada de prometerme cosas que soy incapaz de cumplir. Me prometí continuar con mi vida y aquí sigo, ella continúa sin mí. Me prometí dejarte atrás pero la que se ha quedado ahí he sido yo, entre los recuerdos. Me prometí no llorarte pero estoy intentando comprobar cuándo se me acabarán las lágrimas por ti. Me prometí no esperarte y aquí sigo, esperando el siguiente tren a tu vida, pero parece que nunca llega. Me prometí no perder el tiempo, pero es que por ti siento que esto no es perderlo. Me prometí dejar de quererle y al final sólo he conseguido dejar de quererme. Me prometí odiarte pero sólo lo hice porque no quisiste quedarte. Me prometí que las cosas irían bien, pero no creo que llorarte cada noche encerrada en mi habitación sea el bien que yo quería. Me prometí que si me hacías daño te echaría de mi vida, pero aún habiéndome roto, te quiero en ella. Me prometí por aquella gente que me quiere que pasaría página, pero no eres sólo una simple página. 
La gente me veía hundida y no paraban de decirme que las cosas iban a ir bien, pero yo me reía porque sabía que no, porque no son sólo dos días echándole de menos. No me digáis que no es para tanto, cuando os enamoréis ya me contaréis si es o no tanto como para sentirse tan perdida, como ahora yo me siento. ¿Cómo se mira al chico que tanto has querido después de perderle? ¿cómo? ¿cómo lo hago sin que se note que le sigo queriendo? Duele, joder si lo hace, y sé que es normal llorar. La primera noche dolió más que cualquier otra, pero iban pasando las noches, los días, los meses, y a día de hoy el dolor aún no ha desaparecido, pero siento que he aprendido a vivir con él sabiendo que eso es lo único que me queda de ti.


viernes, 21 de noviembre de 2014

Voy a seguir prefiriéndolo a él todo lo que me queda de vida.

He tenido que besar otros labios para darme cuenta que son los suyos los que verdaderamente quiero. Ha sido raro, creía que en ese beso las cosas cambiarían, pero sólo ha sido eso, un simple beso. No he notado ni cómo el corazón se me aceleraba, ni ese cosquilleo tan insoportable. Nada, absolutamente nada. Vacío. Tan vacío como el que él me ha dejado, y por eso te pido que vuelvas, que vengas como una vez viniste a mi vida sin saber que ibas a cambiarla. Ven y te digo que me he dado cuenta de que ya pueden venir miles que tú seguirás siendo el que quiero. Seguiré besando si no vienes hasta que aparezca uno que me haga sentir, si puede, la mitad de lo que tú conseguiste. Y mira que lo intento, chico, intento que con esos besos, con esos abrazos pueda sentir algo, pero no sé qué tienes que no desapareces tan fácilmente de mí. Intento convencerme de que podría acostumbrarme a que alguno de ellos me invitara a cenar, que me abriese la puerta de ese bar, que me dejase su chaqueta cuando haga frío, que entrelace su mano con la mía, que se ría de mi risa, que me bese en la mejilla y el lado derecho de mi cuello esperando a perdernos después. Podría acostumbrarme pero no quiero hacerlo, porque siempre, va a apetecerme más que seas tú el que quiere besarme aún sabiendo que acabo de pintarme los labios y que odio que hagas eso. Voy a seguir prefiriendo tenerte a ti al otro lado de la mesa en ese bar mientras nos tomamos un par de refrescos, sabiendo que yo dejaré la mía a la mitad y tú tendrás que terminarla. Me va a seguir apeteciendo más que seas tú el que me pase el brazo por encima de los hombros para protegerme del frío, voy a seguir prefiriendo que sean tus manos las que agarren las mías fuerte, aunque me hagas incluso daño, pero por lo menos sabré que no quieres que me vaya. Voy a seguir queriendo durante el resto de mi vida pelear contigo por tus mentiras, que besar a otros intentando olvidarlas. Eres tú el que quiero y el que voy a seguir queriendo, tú que con un simple roce de tu mano con la mía al conocernos sentí eso que mucha gente decía que sentía cuando encontrabas a la persona que tanto ibas a querer, ese roce que me hizo pensar “No te asustes, pero estás a punto de querer más fuerte que ninguna otra vez has querido” y no me equivoqué joder, pienso en ti y ya se me eriza la piel como si estuvieses aquí y me acabases de susurrar las ganas que tienes de mí. Y me lo imagino, tío, y el corazón me va a mil. Te imagino aquí, justo detrás abrazándome mientras me apartas el pelo y siento como si estuvieses besándome el cuello como muchas veces hiciste, y siento que el corazón se me va a salir del pecho, sabiendo que ningún otro va a provocarme eso. Que joder, te pienso y mírame, parece que vaya a darme un ataque al corazón de lo que te quiero, y eso ya no lo siento con ningún otro ni intentándolo. Y es así, voy a seguir prefiriéndolo a él todo lo que me queda de vida. 


miércoles, 19 de noviembre de 2014

Me disparó como si nunca me hubiese querido.

Me preguntan que se siente cuando se es feliz y para mí es inevitable hablarles de ti. Les digo que felicidad es encontrarte a la entrada del instituto, apoyado en la puerta con esa sonrisa tan tuya, dispuesto a darme algo más que un par de besos. Ser feliz es notar como me abrazas por la espalda al verme seria, y decirme alguna que otra tontería al oído, para ver una vez más mi bonita sonrisa. Felicidad era girarme en mitad de la clase y pillarte mirándome, apartar la mirada y reírme sabiendo que tardarías dos o tres segundos en acercarte a besarme. Felicidad era sentir tus respiración cuando te dormías sobre mis piernas, porque yo no podía dejar de acariciarte el pelo distraída mientras veíamos cualquier programa de televisión. Ser feliz era poder ver lo bonita que era Sevilla de tu mano, entre risas y besos inesperados. Y por eso les he vuelto a hablar de ti. De ese chico al que le encantaba hacerme cosquillas porque adoraba mi risa tonta, aquel que antes de irse te besaba en la mejilla en vez de decirte te quiero. Aquel chico dispuesto a parar balas de cualquier persona que quería hacerme daño sin saber que dentro de poco, él sería la persona que se encontraría detrás del gatillo a nada de dispararme. No sabías ni siquiera en qué parte del cuerpo me habías disparado, sólo notabas como estaba sangrando por ti. Rojo, como el color del pintalabios que tanto te gustaba quitarme a besos. Rojo, como el color de mis ojos cuando pasaba más de una noche llorándote sabiendo que todo esto iba a acabarse. Rojo, como mis nudillos por los mil golpes que le había dado a la pared intentando sentir un dolor más fuerte que el de perderte. Rojo, como el color de tu camiseta favorita que tantas mañanas me ponía sabiendo que para ti no había nada más bonito que encontrarme preparándote el desayuno con esa camiseta tuya. Y vuelvo a mirarme las manos, sin creerme que la persona que tanto me había querido es la única que me ha hecho daño; pierdo las fuerzas y acabo de nuevo tirada en el suelo como muchas otras tantas veces he acabado ahí, esperando a que volvieses a por mí, y nunca volvías. Le miro sin reconocerle, intento quedarme con cada mínimo detalle de él, porque sé que esa es la última vez, que esa es nuestra despedida. Y quiero desaparecer como he querido ya tantas veces, no sé cómo la gente se sigue creyendo que todo me va bien, y yo mientras intento también creérmelo, pero no puedo. He intentado recordar cómo era mi vida antes de él y parece que los recuerdos contigo me empañan esa vida a la que tanto deseo volver. Desapareceré de la misma forma que tú quisiste acabar con todo esto poniéndote al otro lado del gatillo, sabiendo que cada noche que me decías que estabas dispuesto a morir por mí y al final, que irónica es la vida, la que ha acabado muriendo he sido yo.  

viernes, 7 de noviembre de 2014

Las despedidas a veces son buenas.

Quiero creer que las despedidas a veces, son buenas. Quiero creer que te fuiste porque pensaste que merecía alguien mejor y que no tardaría mucho en llegar. Quiero creer cosas que posiblemente ni hayan sucedido, supongo que así es la única forma de que no duelan tanto. Ya no podía hacer nada, ya no podíamos hacer nada para no perdernos, para cambiar las cosas y retroceder. Retroceder a ese momento, ese momento en el que tú no diste el portazo, ese momento en el que se te olvidó decir “te llamo luego”, ni siquiera fue un “después hablamos”. Fue simple. Un simple portazo y se acabó. Se acabaron esas llamadas, se acabaron esos mensajes a las tantas, se acabaron tantas cosas que me da vértigo de pensarlas. Ya no me hará falta volver, porque me he ido. Porque me fui, pero te recuerdo que tú te fuiste antes, y te recuerdo que nos fuimos tarde, ¿y sabes por qué nos fuimos tarde? Porque esta historia acabó antes de que tú dieras aquel portazo, ahora me doy cuenta, me doy cuenta de que hubo un final antes de que tú se lo pusieses. Quisiera encontrar una razón por la que no me di cuenta antes, o te quería demasiado, o adoraba tantos nuestros recuerdos que estaba estancada en ellos. Hay despedidas que son necesarias, a medida que pasa el tiempo y miras atrás te das cuenta de que sí, de que es verdad. Y tu despedida a día de hoy ya no duele. Ya no dueles. Y espero que en este momento, en este jodido momento, haya empezado a dolerte yo. 

sábado, 1 de noviembre de 2014

A lo que nunca seremos.

Mi cama huele a ti, a lo que fuimos, a lo que nunca seremos. Huele a nosotros, a todas esas tardes mirando al techo mientras me repetías una y otra vez que era tuya, que nadie había como yo, que sin mí morías. Hoy estoy sola, en la cama que hace unos meses era nuestra, sin ti. Sigo esperando a que vuelvas y me digas que me quieres, que todo fue un error, que me necesitas. Y eso es lo que necesito, necesito que necesites la necesidad de necesitarme. Necesito no tener que fingir ser feliz, necesito serlo, es jodido, como todo desde que no estás. Pero claro, supongo que tú ya tendrás a otra que te dé todo lo que yo no pude darte, que te diga todo lo que yo no pude decirte, supongo que tú ni siquiera te acuerdas de ese “siempre te querré”, pero yo sí, yo sí me acuerdo, y demasiado bien. Nadie sabe lo que daría por tenerte, por poder darte la mano y no volver a soltarla nunca. A veces que alguien te marque es una mierda, y tú no sólo me marcaste, tú me calaste hondo. Me hiciste quererte cada puto día, me haces quererte ahora más, cuando no estás.

miércoles, 29 de octubre de 2014

Esa tonta necesidad de saber de ti.

No sé por dónde empezar, ni siquiera sé la siguiente palabra que voy a escribir después de esta. Tengo tanto guardado dentro que no sé cómo empezar a explicaros cómo conocí a esa persona que tanto me ha dado, esa persona que en parte ha hecho que sea como soy ahora. Sólo sé que desde que no está me ha hecho mucho más fuerte, y en días como hoy pienso que puedo con todo y me lo intento creer, quiero creérmelo, porque merezco poder con todo lo que me venga encima. Si os soy sincera no sé ni el día, ni la hora, ni tan siquiera la ropa que llevaba el día que hablamos por primera vez, sólo recuerdo qué pasó, y pasó sin saber que ambos cambiaríamos la vida del otro. Todo viene desde hace mucho tiempo atrás, desde hace bastante que escribo, todo viene de ahí. Escribo porque siento que esa es la única forma de soltar todo lo que tengo aquí dentro, que no es poco. Muchos pensarán que no sirve de nada, pero durante muchos días escribir ha sido lo único que ha conseguido salvarme hasta que llegó él, y nos conocimos por ello. Recuerdo que las primeras veces que hablábamos, nos sincerábamos totalmente el uno con el otro, incluso sin conocernos de nada ya teníamos cierta confianza, los dos lo habíamos pasado mal, y quizás hablar llenaba ese vacío que personas a las que quisimos dejaron sin más. Recuerdo que un día me dijo que lo que escribía le llenaba, y en la vida nunca antes me había llegado a decir eso, él era la única persona que aún habernos dicho sólo unas pocas palabras, se daba cuenta que detrás de cada letra, había una chica sincera escribiendo todo lo que sentía, y eso era lo más bonito de todo, porque nadie era capaz de verlo, menos él. Para ese entonces ni siquiera pensé la posibilidad de que esa persona pudiese convertirse en alguien tan importante como lo ha acabado siendo. Sí, hablábamos algunas veces, y después seguíamos con nuestras vidas como si nada hubiese pasado, sin saber que algo dentro de nosotros había cambiado. Tampoco recuerdo cuántos días pasaron desde esa primera vez que habíamos hablado, sólo sabía que de vez en cuando me llegaban mensajes suyos que me hacían sonreír aunque fuese sólo por una milésima de segundo. Y en esos momentos en los que siempre acababa de leerle empecé a entender esa necesidad que él tenía por saber de mí, porque yo en ese momento quería saber todo de su vida. Y sin quererlo, no sé cómo llegaron más mensajes haciéndonos dependientes de ellos, haciendo que nos necesitáramos sin ser capaz de admitirlo delante del otro. Recuerdo las risas que nos echábamos y las ganas de saber del otro. Se me hace difícil contar todo esto, porque no sé ni cómo hacerlo, porque no nos conocimos como se conocen dos personas normales, porque desde un principio, por su forma de escribir sabía que tenía mucho que esconder, mucho que dar. Y no hay nada más bonito que encontrarse a alguien que te entienda tanto. Intento contaros mi historia de la mejor forma que puedo, no quiero correr, no hay prisa por contárosla. Recuerdo que los mensajes iban a más, le conté parte de mi historia por no decir casi toda, siempre pensaré que él fue una de esas personas a las que más le conté aún sabiendo que acabaríamos por caminos diferentes. Nunca, tan rápido, había dado la confianza a alguien de esta forma. No quiero entrar en detalle de los primeros mensajes, porque esos aún siendo los primeros fueron los que menos importaron. Recuerdo que seguíamos hablando de vez en cuando y me prometí que no me iría a la cama sin saber al menos una cosa más de él, día a día, porque seguía tendiendo esa tonta necesidad de saber de él, de aprovechar cada minuto que hablábamos sin ser conscientes que para ese entonces, esos minutos juntos para mí ya eran los mejores. Nunca te das cuenta de que te estás enamorando hasta que lo dices en voz alta, hasta que te provoca todo lo que él provocaba en mí. No quiero que penséis que es una historia de dos días, ni tampoco de un año; fueron unos meses, ni siquiera llevo la cuenta porque estaba más pendiente de vivir esos meses como si fuesen toda una vida, vivir todo eso que él me daba. Empezamos a hablar de estupideces, porque queríamos seguir hablando aunque fuese de cosas sin sentido, empecé a conocer sus manías pero nunca me enseñó sus defectos, a día de hoy aún me gustaría conocerlos. Me enseñó tantas cosas en tan pocos días, que parecía que quería abrirse a mí como nunca antes lo había hecho, y a mí eso me encantaba. No voy a contaros toda la historia, pero sí quiero que conozcáis parte de ella, al menos de momento el principio, ese que sin saberlo iba a cambiarnos por completo. Seguimos hablando durante horas, durante noches, y nos reíamos a carcajadas sabiendo que hacía años que lo necesitábamos, y que por alguna razón no lo habíamos hecho. No éramos conscientes de ello, pero empezábamos a necesitarlo sin saberlo y eso no podía ser muy bueno cuando ni siquiera sabíamos el apellido del otro, pero lo hacíamos sin importar lo que la gente podía decir, porque sentíamos que no había nada más bonito que llegar a casa, coger el móvil y escribirle “¿cómo te ha ido el día?” y así empezaba todo, porque yo podía tirarme hasta las tantas escuchándole como me decía lo que había hecho en ese día. Y así eran nuestros días en los que empezamos a hablar sin saber que de un día para otro nos empezaríamos a enamorar. 

viernes, 24 de octubre de 2014

Que alguien tan increíble como ella, no se quisiera.

Ella se odiaba pero la primera vez que la vi pensé en que tenía los hoyuelos más bonitos que había visto jamás, y por eso, siempre intentaba hacerla reír, porque en ese instante aparecían de nuevo esos hoyuelos que podían acabar conmigo. Ella siempre decía que todo el mundo le decía que tenía una sonrisa preciosa y no se equivocaban, creo sin duda alguna que esa era la sonrisa más sincera y aún teniendo imperfecciones, la más perfecta. Y la hacía reír porque eso me daba la vida, tío. Te miraba fijamente mordiéndose el labio intentando aguantar sin reírse sabiendo que segundos después iba a estallar a carcajadas, y mientras yo me fijaba en como se tapaba la cara para no verla reír así, ese sonido podía darle vida a cualquiera, y eso me molestaba porque sólo quería que me la diese a mí. Ella siempre me decía que la odiaba, que no le gustaba reír pero por mi aprendió a hacerlo sin miedo a que la gente de alrededor la mirase, yo siempre le decía que estaba preciosa y se reía, creyendo que le mentía y no, joder, odiaba que se quisiera tan poco. Me había pasado días y noches deseando que ella se pudiese ver con los mismos ojos con los que yo la miraba para saber que era la persona más bonita que nadie se iba a encontrar jamás. Ella odiaba su pelo, siempre lo usaba como escudo e intentaba taparse los ojos con él sin saber que por muy común que fuese el color de sus ojos, le quitaban el sueño a cualquiera, a mí. Y no sabéis las veces que había deseado abrazarla y oler esa fragancia a vainilla que tanto me volvía loco. No sabéis las veces que he pensado que el mismísimo paraíso estaba ahí, en su cuello, ni tampoco las veces que he deseado enredar mis dedos por todo su pelo. Ella odiaba mirarse al espejo pero por mí lo intentaba; a veces la veías ahí delante, frágil y callada, mucha gente pensaría que simplemente se estaría observando pero yo, yo sabía que dentro de su mente no dejaba de repetirse lo horrible que era y cómo alguien como yo podía quererla. Y cuando la veía demasiado seria, me ponía justo detrás suya, la rodeaba con mis brazos y me apoyaba en uno de sus hombros y la miraba fijamente en el reflejo del espejo, y con una pequeña sonrisa le decía lo preciosa que estaba, y aunque no quisiera, ella siempre acababa sonriendo. Y después se giraba, se giraba para besarme sabiendo que en ese beso me decía aquellos gracias que no tenía valor a pronunciar sabiendo que con esas estupideces que yo le hacía, empezaba a quererse un poco más. Ella odiaba tantas cosas que yo empecé a querer pero, hostia, teníais que ver lo feliz que era cuando estaba conmigo, se reía sin miedo, se miraba al espejo sabiendo que yo aparecería por detrás, se peinaba queriendo estar más guapa sin saber que a mí me gustaba más despeinada, a lo loco. En ese instante cuando me sonreía y me decía lo mucho que me quería estaba preciosa. Qué digo preciosa, estaba increíble, insuperable. No había cosa más bonita que verla despertar entre mis brazos y sentir que cada vez que ella no podía más, se venía a refugiar en estos sabiendo que ahí, era el mejor lugar de todos en el que llorar porque sabía que yo la cuidaría, y ahora que no estoy ahí para cuidarla me pregunto si se seguirá queriendo como me gustaría que lo hiciese, queriéndose tanto como yo le quise y le quiero. Ella se odiaba y yo la quería y quería enseñarle en que lo raro no era que alguien como yo, un gilipollas, la quisiera; lo raro era que alguien tan increíble como lo era ella ni se amara. Era fácil de querer, joder, la mirabas y te sonreía y ya la querías. No podías no hacerlo y yo tuve la suerte de conocerla y es que cuando encuentras a alguien así piensas en todas las noches en las que has estado solo y te das cuenta de que esas noches no eras ni la mitad de feliz que lo eres con ella. Y sí, la quise y lo sigo haciendo y ella no se quedaba corta en eso, no sabéis lo bonito que quería, a su manera porque ella nunca te lo decía pero te miraba a los ojos y sabías que lo hacía, con ese brillo te decía lo mucho que te quería y hasta ahora no hay nadie que me haya querido así, y aunque la haya tampoco la quiero como la seguiré queriendo a ella. No habrá otros hoyuelos en los que me pierda ni a los que quiera besar. 


miércoles, 22 de octubre de 2014

Podríamos haber tocado el cielo.

Podríamos haber tocado el cielo y sin embargo, nos vimos en el suelo. Nos vimos caer desde el precipicio más alto a lo más bajo, a lo más profundo, y dolió. Pero no sólo dolió por la caída, también dolió porque tú no hiciste nada por salvarnos, yo era la única idiota que lo daba todo por ti, la misma idiota que pensó que llegarías a necesitarla como ella te necesita a ti, que sería tu antes y tu después, y no tu “fuimos, pero ya no seremos”. Caímos y pareció darnos igual, o bueno, a ti te dio igual. Y es que si algo aprendí es que el corazón es tan estúpido que por muchos golpes que le den, se sigue ilusionando, aún sabiendo que le harán daño. No sé si fue su culpa o no, supongo que no, pero que ya no vendrán a salvarnos, ni siquiera se preocuparán en intentarlo. Ahora nos veremos intentando tocar corazones con letras, con simples textos, y es difícil pero llega a lograrse. Al igual que eso que dicen de que “todo se supera, anda no estés así” esas gilipolleces que sueltan por compromiso, promesas que van a parar al fondo del vaso y claro, luego flotan y la última promesa, la que colma el vaso; hace que todas las demás se vayan a la mierda. La promesa que nos destrozó el corazón, ya que nos lo destrozó con promesas absurdas, con promesas que sabíamos que no estaban hechas para cumplirse. Pero hay que vivir de una ilusión, ¿no? Bien, pues yo vivo a base de decepciones. Esta vez querido corazón, esta vez voy a ser yo la que te mande a la mierda, no vas a ilusionarte, vas a huir de cualquier sentimiento absurdo que puedas llegar a sentir. Tú ganas, se acabó y me rindo. 


domingo, 19 de octubre de 2014

A base de vacíos.

Ya ni escribir es la solución. Y es que, ¿cómo se escribe sobre los vacíos que ciertas personas nos dejan? ¿cómo se deja de sentir esos vacíos? No importa el tiempo que duren, porque a veces no es sólo un tiempo, a veces son vacíos que no van a llenarse más. Y lo peor, lo peor es que no somos conscientes de cuando esos vacíos están llenos. Nunca he pensado que una despedida podría ser buena, pero la nuestra fue tan diferente. La nuestra fue un “como si nunca nos hubiéramos conocido” y sonreí, sonreí porque sabía que estaba haciendo lo correcto. Aunque después no recuerdo qué pasó, pero acabé llorando sobre tus recuerdos, sobre tus letras. Iban pasando los días, y notaba tu ausencia, notaba ese vacío que sientes cuando alguien que era importante para ti se va. Pero no sé, no volví a llorar más, no he vuelto a llorar más por ti. Supongo que abrí los ojos y supe que no merecías la pena. Ahora no siento nada, como si estuviera congelada, y no me gusta sentir esto. Sólo espero que un día alguien llegue y se acerque sin importar el frío que llegue a hacer a mi lado. Ya no hay solución. Ya me han disparado las suficientes veces como para que me duelan los tiros. Y se acabó. Se acabó de verdad.

viernes, 10 de octubre de 2014

Miradas.

Hay gente que con sólo mirarte es capaz de saber cómo te sientes, qué te pasa, por qué no sonríes o simplemente qué necesitas. Pero hay otra gente que por mucho que te mira no te ve, no buscan conocerte, no buscan saber de ti. Serás solamente aquella chica guapa con la que se cruzaron en aquel semáforo. Te olvidarán, porque no emplearon el tiempo suficiente en mirarte para poder recordarte después. Nos convertimos en recuerdos borrosos. Nos cruzamos con cientos de personas al día, las cuales ni conocemos, tampoco se molestarán en hacerlo. Nos han enseñado que hablar con desconocidos está mal, por eso no miramos a los ojos a alguien que no conozcamos durante más de dos segundos, por eso nunca llegaremos a conocer a esa persona que nos encontramos cada mañana en la puerta del instituto, por eso nunca llegaremos a quedar con ese chico que nos sonríe cada vez que pasa por nuestro lado. Y es que no nos damos cuenta de que algunas personas con las que coincidimos muchísimas veces, podrían llegar a ser tan importantes en nuestras vidas, así, de un día para otro. 


sábado, 4 de octubre de 2014

¿Qué os habéis olvidado? Venga ya, si cada vez que os veis saltan chispas entre los dos.

Empecé a echarle de menos cuando note que su ausencia era lo que me hacía romper a llorar en alguna que otra ocasión. No lo entiendo, no entiendo como después de todo lo jodida que me ha hecho estar, le puedo echar de menos. Que salgo a la calle para ver si le veo, que voy preguntándole a la gente qué tal está, añadiendo un “bueno, me la suda”, no tío, no me la suda. Y aunque sé, que el que acabo jodiéndolo todo fue él, no puedo evitar derrumbarme al ver que quiere olvidarme. Puede sonar egoísta pero es que, no quiero que me olvide. Quiero que me siga despertando con esos “buenos días mi niña” o llamándome por télefono a las cuatro de la tarde diciendo que está en mi portal esperándome. Pero bah, tonterías, ¿a quién voy a engañar? Ni él ni yo sabemos qué hacer para mantener esta relación, posiblemente sea mucho mejor así, cada uno por su lado.



miércoles, 1 de octubre de 2014

Soy la primera que lo entiende.

Soy la primera persona que sabe cuánto duele levantarse y no saber por qué luchar. Sé cuantas veces me he caído y he disimulado levantarme sin apenas daños, cuando por dentro estaba destrozada. Sé lo que es pasarse una noche entera dándole vueltas a la cabeza y perderse en un millón de recuerdos hasta ahogarse, hasta hartarse de ellos y acabar con los ojos hinchados, tanto que casi no puedes ni ver, no puedes ni respirar. Acabas preguntándote por qué sí y por qué no, y llega un punto en el cual ya no recuerdas el por qué empezaste a apretar los puños y a notar cada lágrima, sientes que todo ha perdido su sentido, que tu corazón late porque tiene que hacerlo y no porque realmente te sientas vivo. Te escondes entre sábanas y crees que ellas te cubren de todo lo que hay fuera, cuando realmente la batalla empieza y acaba en ti. Temes a que nadie sepa de tu soledad, ignorando que nada sucede porque sí, que si quieres un abrazo o alcanzar algo tienes que salir ahí fuera y buscarlo, no vale con dejar que la vida te aplaste, no vale con decir ''me desapunto de ella'' porque cada vez que respiras, aunque tú no lo veas, es único. Sí, yo también he cerrado los ojos tan sólo para no ver como tras haber saltado al vacío no hay nada que frene la caída, he cerrado los ojos por miedo a cómo serían las cosas una vez dado el golpe, pero no hay nada de malo en ello, soy persona y como tal tengo mis equivocaciones, pero jamás me he quedado quieta, hay que superarse, coger impulso y derribar uno tras otro los muros, de ahí las cicatrices, nadie crece sin ellas ni consigue borrarlas, pero sí nos hacen más fuertes porque nos recuerdan el valor y el coraje de haberse atrevido a pelear contra aquello que nos podía, son esas compañeras que aunque indeseables, nos hacen grandes. No te voy a decir que no llores, que no te tapes la cara por temor a lo que queda por venir, no te digo que disimules cuanto te pase y finjas mil y una sonrisas, porque eso lo único que hace es multiplicar los daños, lo único que quiero que entiendas es que eres fuerte, que estoy convencida de que todas esas horas lloradas en la cama son directamente proporcionales a todas las sonrisas que vas a ganar, que no estás solo porque seguro que hay alguien que se partiría la cara por ti y que acudiría a la primera llamada, quiero que incluso creyendo que no tienes motivos seas feliz, que tu risa no cese y que bailes cuanto puedas, que sepas que detrás de cada bajada, de cada caída, se esconde un puedo, se esconde algo grande, se esconde todo lo que de verdad mereces.









lunes, 29 de septiembre de 2014

Jamás debes permitir que algo te pueda.

Pero la vida no avisa, no pide permiso. Que un día puedes estar muy bien, y al otro muy jodido. Que pasar del blanco al negro es cuestión de segundos, y no de semanas. Y hoy quiero brindar por los buenos amigos, por los buenos momentos, por los baches y los problemas; por todo lo que nos hace grandes. Y si cometes un error no pasa nada, posiblemente sea ese error el que te ayude a seguir, aunque al principio duela. Que todos estamos hechos de ilusiones, de sentimientos, de minutos, de experiencias, de sonrisas, de fallos, de gente que nos falta. No hay nadie que no se arrepienta de algo, así que sí, prefiero intentarlo y hacerlo mal, que quedarme con la duda de qué hubiera pasado. 
Estamos hechos de cristal, y cualquiera nos puede romper, pero somos nosotros quien les damos permiso para que lo hagan, que pueden dejarme el corazón hecho pedazos, pero que eso no me dará razones para no amar. Que el amor no mata, pero sí destroza. Que los besos no paran la vida, pero sí el tiempo. Que los amores no correspondidos son vicios, y no mala suerte. Pero supongo que detrás de todo eso la vida es bonita. Y sí, puedes estar triste, puedes llorar o incluso reír para no llorar, pero jamás deber dejar que algo te joda lo suficiente como para no volver a sonreír. 

viernes, 19 de septiembre de 2014

Vuelvo.

Llevo demasiado tiempo sin decir nada de lo que pienso, sin escribir nada de lo que siento. Ahora mismo tengo tantos pensamientos, tantas ideas y opiniones golpeándome la cabeza tan fuerte, intentando salir a fuera, que no me aclaro. Quiero decir algo con sentido, quiero aclararme de una vez, entender lo que yo misma intento decir. Te dicen que hables, pero no te escuchan. Te dicen que van a estar ahí, pero no están. Te dicen que si te encuentras mal les llames, pero no te oyen gritar. La paciencia no es infinita pero los silencios sí, y puedo estar callada durante mucho tiempo. Hay gente que se ahoga con las palabras que nunca dice, yo soy más de atragantarme por intentar decirlas todas a la vez y acabar por no decir ninguna. Es más sencillo callarse y asentir cuando alguien te pregunta si estás bien, a explicarle porque hoy no te da la gana de seguir fingiendo con una sonrisa enorme. La confianza da asco, sobre todo cuando confías en personas que te fallan. Odio que el corazón se me encoja cada vez que alguien me abraza, por miedo a que ese abrazo sea el último. Odio hablar todos los días con una persona y de repente, porque sí, perdamos el contacto. Y ahora perdida entre ideas nada claras, intento volver a mi silencio, pensando en no pensar nunca más. 


domingo, 14 de septiembre de 2014

Dile.

Quiero que sepas que se me hará raro el no hablarte, el ver que no me saludas, o al no ver tu nombre en la pantalla del móvil llamándome. Voy a echar de menos que me piques, que te metas conmigo y seguidamente me hicieses cosquillas. Pero, sobre todo, sé que voy a echar mucho de menos que me digas que me quieres, así de la nada, y que me aparezca esa sonrisa tonta. Voy a echar de menos que me digas que todos esos momentos conmigo son los mejores, el quedarnos escuchando nuestras risas al otro lado del teléfono, se me hará raro no oírte reir. Supongo que en si voy a echarte de menos a ti, a todo lo bueno que me has dado, incluso me atrevería a decir que lo malo, porque al menos te tenía. Quiero que sepas algo, tú aún estando donde estás, has hecho que sienta más que cualquier otra persona que ha llegado a besarme, y yo como una estúpida creyendo saber lo que era el amor, y no lo he sabido hasta que te conocí. Porque sí, he acabado loca por ti, puede que la esté liando demasiado diciendo todo esto, pero ambos prometimos sinceridad y aquí la tienes. Sólo quiero pedirte algo, quiero que hagas todo lo que no has podido hacer conmigo, que le demuestres a todo el mundo lo mucho que eres, y que llegues a ser lo que siempre has querido ser, aunque yo no esté ahí para verlo. Sé que lo harás y aquí habrá una chica orgullosa de ti, de hecho ya lo estoy. Quiero que te enamores, que le des a ella eso que a mí no has podido darme, y estoy segura de que la harás feliz. Y si la encuentras, dile que te cuide como yo no he sabido, dile que te mime cuando estés malito y que te abrace en tus peores días. Que eso es lo único que necesitas. Dile también, que tenga cuidado con las cosquillas, no es que las odies, es que no las soportas. Dile que te acaricie la nuca mientras te besa, que sé que te encanta. Incluso dile que te muerda, pero con cuidado, no vaya a ser que te deje marca de por vida, pero no ese tipo de marca que tú has dejado en mí. Pero sobre todo dile que te haga feliz, como yo nunca supe hacer. Ah, se me olvidaba, enséñale a que te susurre bajito lo mucho que llega a quererte, y de mi parte, si la encuentras quiero que le digas que tiene mucha suerte, que una chica como yo se muere de envidia por no ser ella. Aún así quiero que sepas algo, creo que nunca en la vida habrá alguien que llegue a mirarte como yo lo hacía, pueden intentarlo si quieren, pero jamás conseguirán sentir lo que yo siento. 
 

jueves, 11 de septiembre de 2014

Buscar la razón.

Suelo decirle a la gente que te he olvidado. He intentado creérmelo de todas las maneras posibles, deseando que un día me despertara y ya no te echara de menos. Siéndote sincera, he aprendido mucho en este tiempo sin ti. He aprendido, por ejemplo, que lo que una vez nos dice la cabeza, más tarde el corazón lo termina traicionando. He sido la espectadora de una lucha entre mi conciencia y mis sentimientos, y a pesar de eso parece que la guerra no se acaba nunca. También, he buscado dentro de mí lo que jamás había visto con estos ojos, buscando una respuesta a por qué siempre que me acuerdo de tu voz, termino con una sonrisa entre los labios. Y bueno, tus labios creo que podrían calificarse como una droga. Sólo pensar en que hubo un momento en el que creí que no los echaría de menos, que eran unos labios como los de la mayoría de la gente, ahora sé que me equivocaba. Recuerdo cuando en un tiempo tú me preguntabas cuánto te quería, y yo intentaba darte una respuesta indefinida, algo que jamás hubieras escuchado. Tú me asegurabas que me ibas a querer eternamente y continuamente me hacías jurar que estaría contigo hasta el final. Jamás pude hacerlo. Sé que te dije mil y una tonterías por aquel entonces, pero tampoco me arrepiento de haberlo hecho, a mí lo que me llenaba era tu risa. Sé que mis amigos no dejaban de criticar nuestra extraña manera de querernos, de vivir el uno por el otro en apenas dos miradas. Todos ellos sabían que yo era una inexperta en esto del amor, ahora me doy cuenta de que ellos no comprenden lo qué significa realmente estar enamorada. Ha pasado bastante tiempo desde la última vez que me dirigiste la palabra, te aseguro que me siento como una gilipollas desde que te juré que no me importabas. Te dije también que no te echaba de menos, que no te necesitaba, quizás lo hice por orgullo o tal vez pensé que de esa forma me olvidarías antes y seguirías con tu vida. Que te haría ver que yo sólo fui ese error que siempre me sentí a tu lado. Ojalá algún día tengas tiempo para explicarme cómo te sentiste tras nuestro último abrazo, siempre ha sido algo que nos unió desde el principio. Solías decirme que te considerabas uno del montón, quizás no me creíste nunca, pero desde que te conocí para mí siempre has sido la persona más perfecta de mi vida. No quiero conocer a nadie más, porque nadie más tiene ni tendrá nunca esos ojos, esos que me hacen sonreír cada día, esos que me dan la vida. Realmente nosotros nos hemos querido como pocos supieron hacerlo. Yo ni siquiera te saludaba con un beso, lo consideraba algo demasiado valioso como para malgastarlo a la primera de cambio. La gente tampoco conseguía entender eso. En este tiempo ha llegado más gente a mi vida, para qué te voy a mentir, y toda esa gente, ha acabado marchándose también. Si me abandonaron o les abandoné yo, eso es algo que ni siquiera recuerdo ya. Créeme, ha sido muchísima gente la que ha aparecido en mi camino, pero joder, ¿por qué ninguna de ellas se parece lo más mínimo a ti?, ¿por qué tienes que ser tú la única persona que pueda llenar ese hueco incompleto en mí? Me gustaría poder decir que has cambiado, que ni siquiera te reconozco, que ya no eres ese imbécil del que me enamoré, pero sé que la que realmente ha cambiado he sido yo. Sé que la que te abandonó sin motivo, la que no se merece que la recuerdes y que nunca podrá olvidarte, soy yo. Algunas veces incluso sentía miedo, miedo de que pudieras llegar a sentir algo tan grande por alguien como yo, la que siempre te ha repetido que no te merece. Tenía miedo, sí. Miedo de no poder quererte de la misma forma en la que lo hacías tú. Hoy escribiendo todo esto sólo espero que sepas comprenderme como lo llevas haciendo ya desde hace tiempo. Entender que ni siquiera sé si merezco que me quieras. Empezar a pensar por qué hice todo lo posible para que te fueras, cuando lo que estaba haciendo me dolía tanto como si me arrancaran el corazón sin avisar. Buscar la razón por la que abandoné a la persona que más me ha llegado a importar en mi puta vida, y te prometo que cuando lo haga, volveré para decirte todo lo que siento y demostrarte con mi vida que jamás podré querer a nadie de la misma manera que te quiero a ti. Te quiero.


lunes, 8 de septiembre de 2014

El dolor a veces te hace sentir vivo.

Las personas se crean y se destruyen, todas y cada una de ellas. Nadie sale ileso de un desamor, de una despedida, de una historia de amor que acabó siendo la mentira más grande de sus vidas. Dolor. En eso se resume nuestra vida, en dolor. Y es que el dolor, te hace sentir vivo, ¿y sabéis? A veces lo echo de menos, porque antes al menos sentía algo, sentía dolor, ¿y ahora? Ahora no siento nada. Es como si me hubieran apuntado tantas veces en el pecho con la misma bala, que mi corazón ha terminado por rendirse. Es extraño porque muchos suelen decirme que soy negativa, es que no me siento agusto, es que no estoy bien, es que a veces desearía tanto que las cosas fuesen de otra manera que me da por llorar. Supongo que ya da igual, supongo que es la costumbre de que alguien llegue, te haga sentir bien, y se vaya. Y todo vuelva a salir mal, y pasen años y años hasta que llegue la próxima persona, pero que ya jamás volverá a ser como la primera. No sé, he dejado de creer en el amor, he dejado de creer en todo, en mí. En que un día las cosas vayan bien, en que consiga encontrar a alguien que se quede y que se quede de verdad, aún cuando ni yo quiera quedarme. Pero que entonces, si encontrase a ese alguien, que sé que no llegará, pero que si lo encontrase, decidiría quedarme y no por esta vez, sino por todas esas veces en las que me fui, en las que me fui intentando buscar motivos por los que quedarme. 

sábado, 30 de agosto de 2014

Cobarde.

¿Cómo puedes mirarte al espejo y no sentirte culpable? ¿Cómo puedes caminar cabizbajo y no consumirte? Admiro tu forma de afrontar los problemas, yo sería incapaz de hacerlo igual. Te encierras en tu habitación y te quemas por dentro, piensas una y otra vez en todo, le das vueltas hasta que tú mismo te hundes, tú mismo te lanzas de cabeza a un pozo sin fondo en el que te ahogas. Porque tú eres el único culpable de no estar sonriendo ahora mismo, porque prefieres caminar cabizbajo y triste, a levantar la cabeza y enseñarle esas ganas de vivir a todo el mundo. Porque tú eres el que elige callarse y tragarse todo lo que piensas en vez de solucionar los problemas, porque prefieres ahogarte con las palabras que no dices, a soltarlas. Porque prefieres desaparecer a plantarle cara a la vida, porque eres un cobarde y te admiro por ello, básicamente porque no sé cómo puedes vivir así, porque no entiendo cómo puedes vivir sin intentar ser feliz. 

martes, 29 de julio de 2014

Hablan de respetar y es lo primero que no hacen.

 Dime, ¿cómo van a quererte los demás si ni siquiera te quieres tú? ¿cómo van a respetarte si ni siquiera tú misma te respetas? ¿cómo van a aceptarte si ni tú eres capaz de hacerlo? Chica, que el mundo puede hablar, pero al fin y al cabo la que va a estar siempre contigo eres tú. A mí no me parece bonito tener un hueco entre las piernas, o estar tan delgada que se te noten los huesos, no me parece que un cuerpo bonito sea aquel que consigas odiándote, odiando todas tus imperfecciones. Me parece que cada persona tiene su encanto y que nuestros defectos son los que nos hacen diferentes, qué aburrido sería la vida si todos fuésemos iguales. Y es que estoy tan segura de que un día te cansarás de no valorarte, porque llegará una persona que amará cada uno de tus defectos, y te hará sentir bien porque te querrá, sí, te querrá aunque no seas la más guapa, o la más delgada. Te querrá porque eres tú, alguien diferente a todo lo demás que conocía. Que no hay nada más importante que saber valorarse, aceptar que la perfección no existe, por muchas vueltas que le demos. Y es triste, porque la mayoría de las personas que conozco viven acomplejadas, sin entender que lo bonito de la vida es disfrutarla y no preocuparse del qué dirán. 

martes, 22 de julio de 2014

Capaz de quitarte el aire.

Y de repente descubrió que ella era eso, un vacío, un suspiro, una canción, un párrafo, un acorde, una palabra; era algo en medio de todo aquello, algo que no puedes describir con palabras, algo que tienes que sentir para entender lo que es. Era la calle más bonita de Sevilla, en la que podías perderte para encontrarte, porque muchos hablan de Madrid, y es cierto, es preciosa, pero esa belleza no era nada comparada con la suya. Amores de invierno, amores de verano, amores para toda la vida o para un rato, para olvidar lo malo y amar poco a poco. Querer con los ojos, porque con el corazón es más complicado, y acabar loco de tanto amor. Y me da igual la gente, el tiempo, los comentarios o los prejuicios, no me quiero privar del sencillo placer de quererte. Hay que saber apreciar los pequeños detalles, el tiempo, la vida. Y he de decir algo, todo lo que dejamos atrás, y todo lo que nos queda por vivir, no es nada comparado con todo lo que llevamos dentro. Hay que saber apreciar el amor y sus consecuencias, las sonrisas, las tardes de verano o las noches de invierno. Pero ojalá hubiese sabido apreciarte, porque ahora sólo sé escribir de tu recuerdo, y no a ti, porque a ti hace tiempo que te perdí. Sólo quiero estar bien, aunque hace tiempo que no lo estoy del todo, exactamente desde que te diste media vuelta y te fuiste. Estamos tan lejos y a la vez tan cerca, como Enero y Diciembre. Siento si no me entiendes, siento si grito demasiado alto que estoy enamorado, pero no me sale de otra forma.

viernes, 18 de julio de 2014

Todos tus esfuerzos por alejarme de ti fracasarán.

Si me fijara en tu mirada, estoy segura de que encontraría el por qué de tantas cosas... Sé que si te mirara fijamente a los ojos, dejando que mis pupilas atravesasen las tuyas, llegaría a leerte el pensamiento. No es difícil, tú tan sólo mírame, deja que te mire, deja que mi mirada refleje en tu sonrisa las ganas que tengo de besarte. Me basta con una mirada, una mirada sincera que me prometa que no me vas a dejar ir. Quiero que me dejes observarte, sólo guarda silencio por un momento y déjame mirarte, de arriba a abajo. Recorrer cada centímetro de tu cuerpo con mis ojos, ya adictos a ti. Me sobra con que cuando sonrías, tus ojos dejen de estar tristes. Dicen que si miras a alguien fijamente a los ojos durante un rato, surge una chispa, esa de las que tantos hablan. Algunos lo llaman amor, otros sólo ganas de ti, ganas de reducir los centímetros de distancia a besos. Es simple, concédeme cinco minutos para demostrarte que querrás seis, deja que mis ojos se fijen en ti, deja que mi mirada clavada en la tuya, produzca un escalofrío poco a poco por tu espalda. Es demasiado fácil encontrar un sentimiento en una mirada, con solamente una, porque en realidad, tu sonrisa engaña, pero tus ojos no. 

domingo, 13 de julio de 2014

Éramos, quizás seremos.

Que la distancia no es para tanto, lo importante no es el camino, sino el destino. Que es mejor dar pasos pequeños a pasos grandes, porque nunca sabes cómo será el terreno. He conocido a más personas que se han arrepentido de no intentarlo, que personas que han perdido intentándolo. Porque el amor, es todo o nada a la vez, es querer a alguien por encima de tus posibilidades, pero aún así pensar que vale la pena. El amor es una eternidad de días limitados, son sonrisas sin destino, pero sí con remitente; son pequeños detalles y grandes diferencias. Que la vida no tiene por qué ser perfecta, pero en cambio, que el amor sí lo sea. Y soy de las primeras personas que sabe que no todo es fácil, pero jamás deberíamos cansarnos de amar, de amar a alguien más que a nada en el mundo. Somos demasiado jóvenes para no creer en las segundas oportunidades, en los amores de verano, o en las canciones que acaban siendo la banda sonora de nuestra vida. Somos demasiados jóvenes para no creer en el amor, para no querer enamorarnos. Después de todo esto, queda claro que vivir es avanzar, no dejar que el pasado nos consuma, porque las personas que no llegaron a nuestro presente, no merecen ser parte de nuestro futuro. Nadie murió por amar; Romeo y Julieta murieron por amor. Estoy totalmente segura de que si alguien quiere estar en nuestra vida, hará lo imposible por formar parte de ella, y es que a veces lo que sentimos no es lo mismo que demostramos. Para muchos el cielo se puede tocar con las puntas de los dedos, para otros es inalcanzable, bueno, yo sólo digo que con la persona indicada las cosas se ven de otra manera. Vivir es hacerse fuerte, saber sonreír frente a esa persona que alguna vez te hizo llorar. 


martes, 8 de julio de 2014

1.568,2 km.

Los kilómetros son sólo números cuando hablo de ella. Ya ha pasado un tiempo desde que no la tengo aquí, a mi lado, se me hace difícil. Cada día hablo con ella, le cuento como va todo por aquí, como va todo sin ella. Se me hizo totalmente imposible aguantar las lágrimas aquel día, no sé, pensar que no la volvería a ver cada mañana, que no volvería a reír a su lado, no lo quería creer. Estoy segura de que la despedida más dura que viviré nunca, ha sido esa. La gente no lo entiende, me dicen que tampoco es para tanto, que tengo más amigas y que algún día volveré a verla, pero no, no lo entienden. No es eso. Nadie sabe todo lo que ella era para mí, nadie sabe por todo lo que he pasado y lo bien que me sentía a su lado, ella me entendía, era la única. Que sí, me sobran las amigas, ¿pero ella? Ella me falta y  jode. A pesar de los putos kilómetros que nos separán, siempre puedo contar con ella para cualquier problema, ella me entiende como siempre ha hecho, a través de una pantalla, pero lo hace. Sé que ella aún me recuerda, que ha hecho nuevos amigos al igual que yo, pero que seguimos siendo las mismas de siempre y eso es lo que verdaderamente importa. Aún recuerdo el día que la conocí, jamás pensaría por aquel entonces que viviría todo lo que viví a su lado. ¿Recuerdas cuándo nos quedamos encerradas en el ascensor de tu casa durante dos horas? Si hubiera sabido que te irías, créeme que me hubiera quedado allí para siempre, sólo para poder estar a tu lado. Y lo que más feliz me hace, es saber que esto no acaba aquí, que la volveré a ver, quizás dentro de unos meses, pero la veré. A quererla no me gana nadie. Es la persona más perfecta que podáis conocer en la vida y es mi mejor amiga. Que me da igual los kilómetros que nos puedan separar, yo la recuerdo cada día con una sonrisa, porque sé que detrás de tantos kilómetros hay una persona que me quiere. Y es que no encuentro las palabras perfectas para describir lo que ha sido mi vida a su lado, solamente decir que repetiría cada puto segundo, incluso todas esas peleas que me hacían sentir un poco más viva, sólo porque fueron con ella. Si de verdad me hace falta alguien en mi vida, esa sólo puede ser ella. Que las verdaderas amistades no entienden de distancias. Ella siempre ha estado ahí todo los días y a cualquier hora, me faltarían vidas para agradecerle todo. No es una simple amiga, es como una hermana. Me ha visto en pijama, me ha visto recién levantada, arreglándome para salir, ha visto mi cuarto desordenado, conoce a toda mi familia y lo sabe todo de mí. ¿1.568,2 kilómetros? Nuestra amistad está por encima de ellos. Que sí, que tú estás en Canarias y yo en Sevilla, pero créeme, algún día volveremos a vernos, aunque tenga que coger un avión. Prométeme que no olvidarás nunca cada momento de risas juntas, prométeme que nuca olvidarás todo lo que tienes aquí, en Sevilla. Prométeme que nunca me olvidarás a mí, porque yo nunca lo haré de ti.  

lunes, 7 de julio de 2014

Pequeño infinito.

Vi como mi sonrisa salía corriendo detrás de ti cuando te ibas, y en vez de detenerla, la dejé pasar, porque no valía la pena seguir sonriendo sin ti. Con esto no quiero llamar tu atención, sólo que entiendas mis lágrimas y los comentarios de la gente, que entiendas esos "La has dejado destrozada", porque es la pura realidad. Y ahora me doy cuenta de que dejarte entrar en mi corazón fue un gran error, pues allí estaban mis más grandes debilidades, defectos, y tú tenías dos opciones, o irte o enamorarte de ellos. Decidiste arriesgarte, y yo creí que te importaba de verdad, hasta que me demostraste que darlo todo de golpe puede tener muchas consecuencias. Es como una carrera, si empiezas demasiado deprisa corres el riesgo de no tener fuerzas suficientes para llegar a la meta; y quizás esa fue nuestra perdición. Pero estabas enamorado de mi caos, ¿así como iba a salir bien? Aunque al final te fuiste sin mirar atrás, aunque me dejaste a mi suerte, entiendo que no quisieras formar parte de todo este desastre. Ahora sólo puedo pensar en cosas que tengan que ver contigo, tu sonrisa a milímetros de la mía, tu olor que despertaba mis sentidos, o esa canción que decidimos hacer nuestra. Tantas cosas que en poco tiempo son difíciles de olvidar, pero que al final se borran, como ese pequeño infinito de mi piel. 


martes, 1 de julio de 2014

Estaba dispuesta a perderlo todo, menos a ti.

Hace tiempo que busco las palabras exactas para explicar lo que llevo dentro, pero por mucho que lo intente, no las encuentro. Puede que sea de esas que sonríen aún estando rota, puede que diga que estoy bien aún muriendo por dentro, y puede que sólo espere un poquito de amor para curar algunas viejas cicatrices, pero no tengo experiencia, no sé qué hacer para que el amor no me la vuelva a jugar, y por mucho que quiera, no hay manera de olvidarte. Puede que tu único defecto fuese yo, o que lo que de verdad te hiciese falta es un chica que supiese aguantar tus idas y venidas, y no una que se pillara hasta más no poder de tu sonrisa. Aquí me tienes, escribiéndote una carta que quizás nunca llegue a tus manos, sólo para sentir que aún me queda un poco de ti, que aún eres un poco mío, pero engañarme no es bueno, me he dado cuenta que todo eso de las promesas y los para siempre te queda un poco grande. Que en el amor es el corazón quien manda, pero últimamente libra demasiadas batallas con la razón, y ya no sé quién sale ganando. Y aunque desde que estoy contigo no soy coherente, sé apreciar cuando ya lo he dado todo, y cuando ya no queda nada por dar. 

jueves, 26 de junio de 2014

Y yo jugaba a creerte.

Te prometo por lo que más quiero, que lo hubiese dado todo por ti, las veces que hubieran hecho falta, solo para que nunca te fueras de este infinito que por un tiempo ha sido lo mejor que he tenido. Por encima de todo, y todos. Que contigo no habían reglas, y las que habían estaban para romperlas, pero todo dura siempre un poco más de lo que debería, y al final se acaba, nada es para siempre. Contigo explorar las alturas resultaba tentador, pero nadie me avisó de que cuánto más subes, más duele después la caída. Nadie me dijo que el amor puede irse por donde ha venido, y que si te prometen mil tonterías, es que piensan irse a la mañana siguiente. Y aunque me muera por hacerlo, no voy a pedirte que te quedes. A mí me duele no tenerte, pero, más me duele ver que tú puedes seguir perfectamente sin mí. Ahora es imposible borrar de mi mente aquella tarde de invierno en la que me repetías miles de veces que me querías, mientras te perdías por mi cuello. Y yo jugaba a creerte, sabiendo que te acabarías marchando, como todos. Porque sin ti, la que se perdía era yo.


sábado, 21 de junio de 2014

Olvida lo que te mata.

Vamos a cerrar los ojos, vamos a dejar que el tiempo pase, vamos a dejar que las imágenes se hagan recuerdos y las palabras simples canciones. Vamos a bajarle el volumen a las voces, a los ruidos, a los insultos. Vamos a borrar las miradas de odio, vamos a borrar lo que vimos. Vamos a esperar unos segundos. Vamos a apretar los puños con fuerza encerrando en su interior todas las mentiras, todo el dolor. Y ahora vamos a dejar de hacer fuerza, para que todo se vaya, para que todo se vaya muy lejos y no vuelva nunca. Vamos a coger aire con todas nuestras fuerzas, vamos a aguantar unos segundos el aire, dándonos tiempo de pensar, o de simplemente no hacerlo, dándonos tiempo de dejar nuestra mente en blanco. Y ahora, vamos a soltarlo tan despacio que va a parecer que tenemos aire infinito dentro. Vamos a dejar que todos los golpes se olviden, que todos los moretones se borren, que todas las cicatrices se cierren. Y ahora cuando te levantes ya no vas a ser tú, ahora cuando te levantes serás esa persona que siempre quisiste ser y no pudiste por miedo a que te hundieran. Por miedo a que las criticas te hicieran caer. Ahora vas a ser esa persona que no pierde su sonrisa por nada del mundo. Esa persona que persigue sus sueños hasta alcanzarlos. Esa persona que vale la pena, esa persona fuerte y decidida que en el fondo eres.  Esa persona que no puedes ser porque todavía sigue en tu habitación llorando en silencio, esperando a que alguien se de cuenta de que está pasando.


martes, 17 de junio de 2014

Alguien mejor vendrá a mi vida.

Aún no me atrevo a decirte en voz alta que se acabó, para luego cualquier día verte por ahí con alguien más que no sea yo, y volver a derrumbarme. No puedes hacerme esto, no puedes aparecer y desaparecer. Ahora, es cuando estoy preparada para estar sin ti, para siempre, soy capaz de hacerme a la idea de que ya no vas a volver a estar en mi vida y vivir con ello. He llorado hasta que me ha dolido el corazón, y ahora, ya me da igual, de verdad que me da igual, pero lo que no quiero es tenerte un instante, aferrarme a ti y que al día siguiente ya no estés, y al siguiente sigas sin estar, y al siguiente tampoco y al siguiente, tal vez, vuelva a tenerte. No me compensa, tú no me compensas. Si quieres quedarte, quédate, sabes que en el fondo es lo que más quiero; pero si no quieres hacerlo, vete ya y hazlo rápido, no quiero que me duela más de lo que ya me ha dolido todo este tiempo. Arráncate de golpe de mí, no quiero que tu ausencia me duela más que tu presencia, quiero un contigo o un sin ti, pero no lo que hay entremedio. ¿Sabes? Tenía miedo de que esto terminara, pero he comprendido que dejarte ir no significa darme por vencida, sino aceptar que hay cosas que simplemente no pueden ser. En nuestro caso, no pudo ser desde el principio. Ya sólo me queda el recuerdo de lo que tuvimos y la verdad, es que me gusta pensar que todo, absolutamente todo, ocurre por alguna razón, que no existe las casualidades. Si no eres para mí, es porque alguien mejor vendrá, y se quedará para hacerme feliz, como tú nunca supiste hacer. 


lunes, 16 de junio de 2014

Y me acojona.

Últimamente aparentar que estoy bien me cuesta más que de costumbre, porque antes tenía al menos un pequeño motivo por el que poner esa sonrisa de "todo está perfecto" y fingir. Pero ahora, ahora no me quedan ni lágrimas que llorar. Soy una tonta, una ilusa. ¿De verdad pensé que todo esto iba a salir bien después de todo aquello? Y dicen que la primera vez que te rompen el corazón te destruyen, pero debo ser gilipollas; parece que voy a por la segunda. Porque chaval, contigo estoy mal, pero sin ti estaré peor. Por mucho que digan que a veces decir adiós es lo mejor, no tienen ni puta idea de lo que jode estar en esa situación, no tienen ni puta idea de lo que siento por ti, porque nunca lo he sentido por nadie más; y me acojona, porque te necesito mucho más de lo que tú me necesitas. Vivimos de esta forma, sin expectativas de acabar con algo que nos hace daño, pero que a la vez, nos hace las personas más felices. Y yo vivo enganchada a ti, que no tengo ni el valor suficiente para mirarte a los ojos y decirte que duele, que dueles. Ni siquiera soy capaz de dejarte ir, porque no estoy del todo segura de que vayas a volver a mi lado, y que yo, aunque me cueste, aguante sin ti.

sábado, 14 de junio de 2014

A veces sólo quiero no estar mal.

Para mí sería difícil hundirme como el Titánic, ¿por qué? Bueno, digamos que no puedo hundirme más, que ya estoy tocando fondo. Como si ser feliz fuera fácil, como si no costase estar bien siempre. Oigo todos los días como las personas de mi alrededor hablan de mí, es bastante evidente, pero es que no tienen ni puta idea de lo que es estar tan jodida, tan jodida que ya hasta te cueste mantener una sonrisa al día. La mayoría hablan de malos días o de malas rachas, pero ninguno habla de una mala vida. ¿Sabéis lo que es vivir en un Martes 13 constante? No, no lo sabéis. Yo también pienso que la sociedad de hoy en día es una mierda, pero lo peor es que nosotros formamos parte de ella, sin excepciones. Lo peor de todo es que creen tener problemas de verdad, cuando ni los conocen. Quizás lo mío es sólo una mala racha, la verdad es que no lo sé, pero sea lo que sea, el mundo no se acaba. Que si caminas la vida caminará contigo, y que si te detienes, la vida caminará sin ti. Y no hay más. 
 











martes, 10 de junio de 2014

Caerás en tu propio juego.

—¿Qué vas de chulo? —Sí, esa es mi actitud. Yo entre tonteo y tonteo me enciendo un cigarrillo para desconectar, porque yo las controlo, ¿sabes? Ellas esperan a que yo las elija, pero lo que no saben es que no, que después aparecerá otra tonta que caerá, y ellas pasarán a ser segundas opciones. Sí, esa es mi actitud, y me va bien. —Te irá bien hasta que te enamores, porque entre tonteo y tonteo habrá un día en el que una tonta consiga volverte tonto. Entonces, esas segundas opciones desaparecerán, y ella será tu única opción. Desearás borrarla de tu cabeza porque con tu actitud, como dices, te va bien. Pero no lo conseguirás. Y entonces ella decidirá que pases a ser una segunda opción, y ya no podrás hacer nada. Te darás cuenta de que has caído en tu propio juego. 

domingo, 8 de junio de 2014

Hacía tiempo que no me sentía así de vacía.

Llega la noche y crees ser fuerte, pero te das cuenta de que no lo eres, de que algunas tonterías te pueden derrumbar en cuestión de segundos, como no tener unas buenas noches en condiciones. Te das cuenta de que ya nada es lo que era y que se fue para siempre, ahora lo único que me queda de ti es la espina que tengo clavada, que cada noche me hace recordarte. Te das cuenta que lo que un día te hizo feliz, ahora te hace llorar, ya nada es lo que era, y de repente, empece a echarte de menos. Volví al pasado y empecé a recordar cada minuto que viví a tu lado, cada momento, cada sonrisa. Y me perdí. Sí, me perdí en esas lágrimas que cayeron de mis ojos y no pude evitar. Sentí un enorme vacío dentro, una necesidad de tenerte cerca, a mi lado. 

jueves, 5 de junio de 2014

No quiero ser una más.

El problema no eres tú, ni tus falsas sonrisas, ni tus falsas promesas o tus falsos abrazos. El problema soy yo, soy yo cuando me ilusiono con todo ello, cuando me creo que por un momento te importo de verdad. Cuando me imagino que de verdad sientes lo que dices, que de verdad haces lo que sientes. El problema soy yo ilusionándome, creyéndome especial, cuando en el fondo, no lo soy. Tan sólo soy una más a la que le das los buenos días cada mañana, tan sólo soy una más a la que no paras de abrazar, a la que no paras de hacer sonreír. Tampoco te culpo a ti, si eres así, si eres capaz de hacer feliz a tanta gente es porque algo estas haciendo bien. El problema es que sé que si me haces sonreír, me puedes llegar a enamorar, y no, no quiero enamorarme de una ilusión. Así que si verdaderamente lo sientes, si verdaderamente te importo, hazme sentir especial. Hazme sentir diferente, haz que cada abrazo parezca único, y por favor, sólo dime que me quieres si verdaderamente lo sientes. No juegues a ilusionar, no juegues a ser perfecto, no juegues a llevarlas a todas locas, porque cuando una te importe de verdad, para ella tan sólo serás uno más y ella para ti, será única. 

martes, 3 de junio de 2014

Ya no te creo, y tampoco quiero hacerlo.

—Lo hice sin pensar, mi intención no era hacerte daño, de verdad. Sí, sé que lo he jodido todo, que sí, que lo hice mal, pero por favor para ya. Deja de echármelo todo en cara. Te he pedido perdón mil veces, te he demostrado mil veces más que lo siento. ¿Qué más quieres? Venga, ¿qué más quieres que haga? ¿qué me arrodille y te jure que no volverá a pasar más? —Todas tus palabras parecían tan reales.. —Y lo eran, y lo fueron. Joder que lo siento, las cosas cambiaron tan de golpe. —¿Y sabes qué es lo peor? Que me creí todas y cada una de tus mentiras. —No fueron mentiras, lo que vivimos si que no fueron mentiras. —Tus besos, tus abrazos, tus caricias. Todo mentira. —Cállate ya, no puedo más. —Me mentiste. —No te mentí, sólo que no te supe querer como merecías, y preferí apartarme antes de hacerte más daño. —Mientes otra vez.  

lunes, 2 de junio de 2014

Recordarás mi nombre.

—Hola guapa. —Hola. —¿Cómo te llamas? —Qué más da. —Quiero saber como te llamas, sólo eso. —¿Y para qué quieres saber como me llamo? ¿Para añadir mi nombre a tu lista? "La chica numero 26" ¿Qué me hará especial? ¿Qué me hará diferente de todas las anteriores? ¿Qué me hará lo suficientemente buena como para marcarte? ¿Qué hará que deje huella en ti? Tan sólo seré una más, una más a la que llames amor durante unos días, una más a la que le digas que es la mejor. En este mismo momento, ¿cuántas chicas son la mejor para ti? Porque estoy segura de que no soy la única a la que se lo dices. ¿Sabes cuál es el problema? Que las demás creen tus tonterías, las haces sentir especial, pero lo que no saben es que no son las únicas que escuchan tus mentiras. Consigues lo que quieres de ellas y luego te vas, sin decir adiós, sin dar ni una sola explicación. No te conozco de nada, pero sólo con mirarte a los ojos puedo saber en qué piensas. Tan sólo soy un físico más para ti, una cara bonita, pero las cosas no funcionan así, yo no soy una más. Yo no voy a ser esa que se crea tus mentiras, yo voy a ser esa con la que nunca conseguirás estar, esa que nunca verá en ti lo que todas dicen que tienes, esa que te sonreirá y te abrazará, creerás que me tienes enamoradita, y entonces, te darás cuenta de que sólo eres una persona más para mí. Y claro, ya será demasiado tarde, ya me considerarás un reto, ya me considerarás especial de verdad, y harás todo lo posible por estar conmigo. Y entonces, recordarás mi nombre. 

domingo, 1 de junio de 2014

¿Qué esperabas?

Dicen que ya no necesitas a nadie para ser feliz, que has conseguido mantenerte a flote sin usar ningún salvavidas. Me han contado que dices ser feliz, pero chaval, que he conocido hasta tu último rincón, sé que esa sonrisa no es verdadera. Yo sigo aquí, justo en el lugar en el que me dejaste, intentando pasar página. Sí, después de todo este tiempo sigues tan vivo en mí como antes, o más. Después de todo, aún me gustaría abrazarte y decirte bajito que todo va a ir bien. Después de todo te cogería de la mano y te llevaría lejos, a algún lugar donde nuestras palabras se las lleve el viento y nuestros besos sean lo único que nos quede. Ya sabes que mis labios se sienten solos desde que los tuyos no los abrazan, y también sabes que yo me siento vacía desde que no estás. Lo he dicho tantas veces. Pero, no puedo evitar sonreír cuando me dicen que las cosas no te van tan bien como esperabas, como esperabas que te fuesen sin mí. Y ahora, te das cuenta de que yo era mucho más que un pasatiempo, que te marqué con cada caricia y que te atravesé el corazón con cada mirada, como nadie nunca antes lo ha hecho. Ya he sufrido suficiente, ahora te toca sufrir a ti, te toca echarme de menos y arrepentirte de cada palabra. Parece mentira, porque nunca lo hubiese pensado, siempre me había sujetado a la idea de que nunca volverías, y que si lo hicieras sería para dañarme un poco más. En cambio, ahora soy yo la que no quiere saber más de ti, la que busca una vida con alguien que no seas tú.

sábado, 31 de mayo de 2014

Aparento ser una chica fuerte.

Aparento ser una chica fuerte, de esas que nunca sufren, ni lloran, ni les importa que diga la gente de ellas. Pero, en realidad, soy todo lo contrario. Lo hago para que la gente no me pueda hacer más daño del que ya está hecho, he tenido demasiados problemas, con demasiada gente, lo he superado como cualquier cosa, pero siempre todo ha tenido su huella y claro, cada huella me ha ido jodiendo un poco más. Y ahora es cuando peor estoy, cuando peor me siento y cuando nadie se da cuenta de todo lo que estoy pasando, sin que nadie sepa todo lo que siento, todo por aquellos que me jodieron, que fueron pocos pero lo hicieron de verdad. Que cada día pienso que va a ser uno nuevo y me levanto con ganas de comerme el mundo, sin pensar en el pasado, pero siempre llega alguien y te quita la sonrisa y esas ganas. Vuelves a pensar en todo y en que no puedes más, que necesitas desaparecer, que ya te jode todo. Y un día alguien me dijo que vivía en una gran mentira, y es verdad, vivo en una mentira, en la que aparento ser fuerte hecha mierda por dentro.

viernes, 30 de mayo de 2014

Esto era lo que necesitaba.

No quiero perder la sonrisa, no quiero perder las ganas de sonreír. No quiero olvidar tu risa, ni lo que me haces sentir. No quiero perder los abrazos, no quiero perder los te quiero. No quiero perder las despedidas. No quiero perder nada de lo que un día perdí, luché por ello, luché para tenerlo. Ya me lo quitaste una vez, no me lo vas a quitar dos. No pienso perder las sonrisas tontas, las risas contagiosas. No pienso perder esa sensación cuando abrazas a alguien y se te queda su olor todo el día. No pienso perder las fiestas y las conversaciones con gente que no conoces. No pienso perder las horas y horas hablando por teléfono; a gritos por las tardes y entre susurros por la noche. No pienso olvidar lo que pasó, no pienso olvidar lo que sentí. Pero ahora, ahora soy libre. Ahora, después de tanto tiempo puedo gritar sin miedo a lo que los demás piensen. He luchado mucho para recuperar todo esto, no pienso dejar que me lo quiten. No quiero perder las ganas de ser feliz y los motivos para serlo, quiero vivir cada minuto que me regala la vida. Y hoy, con mi mejor sonrisa en la cara, me atrevo a decir que esto era lo que necesitaba; aire.