lunes, 29 de septiembre de 2014

Jamás debes permitir que algo te pueda.

Pero la vida no avisa, no pide permiso. Que un día puedes estar muy bien, y al otro muy jodido. Que pasar del blanco al negro es cuestión de segundos, y no de semanas. Y hoy quiero brindar por los buenos amigos, por los buenos momentos, por los baches y los problemas; por todo lo que nos hace grandes. Y si cometes un error no pasa nada, posiblemente sea ese error el que te ayude a seguir, aunque al principio duela. Que todos estamos hechos de ilusiones, de sentimientos, de minutos, de experiencias, de sonrisas, de fallos, de gente que nos falta. No hay nadie que no se arrepienta de algo, así que sí, prefiero intentarlo y hacerlo mal, que quedarme con la duda de qué hubiera pasado. 
Estamos hechos de cristal, y cualquiera nos puede romper, pero somos nosotros quien les damos permiso para que lo hagan, que pueden dejarme el corazón hecho pedazos, pero que eso no me dará razones para no amar. Que el amor no mata, pero sí destroza. Que los besos no paran la vida, pero sí el tiempo. Que los amores no correspondidos son vicios, y no mala suerte. Pero supongo que detrás de todo eso la vida es bonita. Y sí, puedes estar triste, puedes llorar o incluso reír para no llorar, pero jamás deber dejar que algo te joda lo suficiente como para no volver a sonreír. 

viernes, 19 de septiembre de 2014

Vuelvo.

Llevo demasiado tiempo sin decir nada de lo que pienso, sin escribir nada de lo que siento. Ahora mismo tengo tantos pensamientos, tantas ideas y opiniones golpeándome la cabeza tan fuerte, intentando salir a fuera, que no me aclaro. Quiero decir algo con sentido, quiero aclararme de una vez, entender lo que yo misma intento decir. Te dicen que hables, pero no te escuchan. Te dicen que van a estar ahí, pero no están. Te dicen que si te encuentras mal les llames, pero no te oyen gritar. La paciencia no es infinita pero los silencios sí, y puedo estar callada durante mucho tiempo. Hay gente que se ahoga con las palabras que nunca dice, yo soy más de atragantarme por intentar decirlas todas a la vez y acabar por no decir ninguna. Es más sencillo callarse y asentir cuando alguien te pregunta si estás bien, a explicarle porque hoy no te da la gana de seguir fingiendo con una sonrisa enorme. La confianza da asco, sobre todo cuando confías en personas que te fallan. Odio que el corazón se me encoja cada vez que alguien me abraza, por miedo a que ese abrazo sea el último. Odio hablar todos los días con una persona y de repente, porque sí, perdamos el contacto. Y ahora perdida entre ideas nada claras, intento volver a mi silencio, pensando en no pensar nunca más. 


domingo, 14 de septiembre de 2014

Dile.

Quiero que sepas que se me hará raro el no hablarte, el ver que no me saludas, o al no ver tu nombre en la pantalla del móvil llamándome. Voy a echar de menos que me piques, que te metas conmigo y seguidamente me hicieses cosquillas. Pero, sobre todo, sé que voy a echar mucho de menos que me digas que me quieres, así de la nada, y que me aparezca esa sonrisa tonta. Voy a echar de menos que me digas que todos esos momentos conmigo son los mejores, el quedarnos escuchando nuestras risas al otro lado del teléfono, se me hará raro no oírte reir. Supongo que en si voy a echarte de menos a ti, a todo lo bueno que me has dado, incluso me atrevería a decir que lo malo, porque al menos te tenía. Quiero que sepas algo, tú aún estando donde estás, has hecho que sienta más que cualquier otra persona que ha llegado a besarme, y yo como una estúpida creyendo saber lo que era el amor, y no lo he sabido hasta que te conocí. Porque sí, he acabado loca por ti, puede que la esté liando demasiado diciendo todo esto, pero ambos prometimos sinceridad y aquí la tienes. Sólo quiero pedirte algo, quiero que hagas todo lo que no has podido hacer conmigo, que le demuestres a todo el mundo lo mucho que eres, y que llegues a ser lo que siempre has querido ser, aunque yo no esté ahí para verlo. Sé que lo harás y aquí habrá una chica orgullosa de ti, de hecho ya lo estoy. Quiero que te enamores, que le des a ella eso que a mí no has podido darme, y estoy segura de que la harás feliz. Y si la encuentras, dile que te cuide como yo no he sabido, dile que te mime cuando estés malito y que te abrace en tus peores días. Que eso es lo único que necesitas. Dile también, que tenga cuidado con las cosquillas, no es que las odies, es que no las soportas. Dile que te acaricie la nuca mientras te besa, que sé que te encanta. Incluso dile que te muerda, pero con cuidado, no vaya a ser que te deje marca de por vida, pero no ese tipo de marca que tú has dejado en mí. Pero sobre todo dile que te haga feliz, como yo nunca supe hacer. Ah, se me olvidaba, enséñale a que te susurre bajito lo mucho que llega a quererte, y de mi parte, si la encuentras quiero que le digas que tiene mucha suerte, que una chica como yo se muere de envidia por no ser ella. Aún así quiero que sepas algo, creo que nunca en la vida habrá alguien que llegue a mirarte como yo lo hacía, pueden intentarlo si quieren, pero jamás conseguirán sentir lo que yo siento. 
 

jueves, 11 de septiembre de 2014

Buscar la razón.

Suelo decirle a la gente que te he olvidado. He intentado creérmelo de todas las maneras posibles, deseando que un día me despertara y ya no te echara de menos. Siéndote sincera, he aprendido mucho en este tiempo sin ti. He aprendido, por ejemplo, que lo que una vez nos dice la cabeza, más tarde el corazón lo termina traicionando. He sido la espectadora de una lucha entre mi conciencia y mis sentimientos, y a pesar de eso parece que la guerra no se acaba nunca. También, he buscado dentro de mí lo que jamás había visto con estos ojos, buscando una respuesta a por qué siempre que me acuerdo de tu voz, termino con una sonrisa entre los labios. Y bueno, tus labios creo que podrían calificarse como una droga. Sólo pensar en que hubo un momento en el que creí que no los echaría de menos, que eran unos labios como los de la mayoría de la gente, ahora sé que me equivocaba. Recuerdo cuando en un tiempo tú me preguntabas cuánto te quería, y yo intentaba darte una respuesta indefinida, algo que jamás hubieras escuchado. Tú me asegurabas que me ibas a querer eternamente y continuamente me hacías jurar que estaría contigo hasta el final. Jamás pude hacerlo. Sé que te dije mil y una tonterías por aquel entonces, pero tampoco me arrepiento de haberlo hecho, a mí lo que me llenaba era tu risa. Sé que mis amigos no dejaban de criticar nuestra extraña manera de querernos, de vivir el uno por el otro en apenas dos miradas. Todos ellos sabían que yo era una inexperta en esto del amor, ahora me doy cuenta de que ellos no comprenden lo qué significa realmente estar enamorada. Ha pasado bastante tiempo desde la última vez que me dirigiste la palabra, te aseguro que me siento como una gilipollas desde que te juré que no me importabas. Te dije también que no te echaba de menos, que no te necesitaba, quizás lo hice por orgullo o tal vez pensé que de esa forma me olvidarías antes y seguirías con tu vida. Que te haría ver que yo sólo fui ese error que siempre me sentí a tu lado. Ojalá algún día tengas tiempo para explicarme cómo te sentiste tras nuestro último abrazo, siempre ha sido algo que nos unió desde el principio. Solías decirme que te considerabas uno del montón, quizás no me creíste nunca, pero desde que te conocí para mí siempre has sido la persona más perfecta de mi vida. No quiero conocer a nadie más, porque nadie más tiene ni tendrá nunca esos ojos, esos que me hacen sonreír cada día, esos que me dan la vida. Realmente nosotros nos hemos querido como pocos supieron hacerlo. Yo ni siquiera te saludaba con un beso, lo consideraba algo demasiado valioso como para malgastarlo a la primera de cambio. La gente tampoco conseguía entender eso. En este tiempo ha llegado más gente a mi vida, para qué te voy a mentir, y toda esa gente, ha acabado marchándose también. Si me abandonaron o les abandoné yo, eso es algo que ni siquiera recuerdo ya. Créeme, ha sido muchísima gente la que ha aparecido en mi camino, pero joder, ¿por qué ninguna de ellas se parece lo más mínimo a ti?, ¿por qué tienes que ser tú la única persona que pueda llenar ese hueco incompleto en mí? Me gustaría poder decir que has cambiado, que ni siquiera te reconozco, que ya no eres ese imbécil del que me enamoré, pero sé que la que realmente ha cambiado he sido yo. Sé que la que te abandonó sin motivo, la que no se merece que la recuerdes y que nunca podrá olvidarte, soy yo. Algunas veces incluso sentía miedo, miedo de que pudieras llegar a sentir algo tan grande por alguien como yo, la que siempre te ha repetido que no te merece. Tenía miedo, sí. Miedo de no poder quererte de la misma forma en la que lo hacías tú. Hoy escribiendo todo esto sólo espero que sepas comprenderme como lo llevas haciendo ya desde hace tiempo. Entender que ni siquiera sé si merezco que me quieras. Empezar a pensar por qué hice todo lo posible para que te fueras, cuando lo que estaba haciendo me dolía tanto como si me arrancaran el corazón sin avisar. Buscar la razón por la que abandoné a la persona que más me ha llegado a importar en mi puta vida, y te prometo que cuando lo haga, volveré para decirte todo lo que siento y demostrarte con mi vida que jamás podré querer a nadie de la misma manera que te quiero a ti. Te quiero.


lunes, 8 de septiembre de 2014

El dolor a veces te hace sentir vivo.

Las personas se crean y se destruyen, todas y cada una de ellas. Nadie sale ileso de un desamor, de una despedida, de una historia de amor que acabó siendo la mentira más grande de sus vidas. Dolor. En eso se resume nuestra vida, en dolor. Y es que el dolor, te hace sentir vivo, ¿y sabéis? A veces lo echo de menos, porque antes al menos sentía algo, sentía dolor, ¿y ahora? Ahora no siento nada. Es como si me hubieran apuntado tantas veces en el pecho con la misma bala, que mi corazón ha terminado por rendirse. Es extraño porque muchos suelen decirme que soy negativa, es que no me siento agusto, es que no estoy bien, es que a veces desearía tanto que las cosas fuesen de otra manera que me da por llorar. Supongo que ya da igual, supongo que es la costumbre de que alguien llegue, te haga sentir bien, y se vaya. Y todo vuelva a salir mal, y pasen años y años hasta que llegue la próxima persona, pero que ya jamás volverá a ser como la primera. No sé, he dejado de creer en el amor, he dejado de creer en todo, en mí. En que un día las cosas vayan bien, en que consiga encontrar a alguien que se quede y que se quede de verdad, aún cuando ni yo quiera quedarme. Pero que entonces, si encontrase a ese alguien, que sé que no llegará, pero que si lo encontrase, decidiría quedarme y no por esta vez, sino por todas esas veces en las que me fui, en las que me fui intentando buscar motivos por los que quedarme.