domingo, 1 de junio de 2014

¿Qué esperabas?

Dicen que ya no necesitas a nadie para ser feliz, que has conseguido mantenerte a flote sin usar ningún salvavidas. Me han contado que dices ser feliz, pero chaval, que he conocido hasta tu último rincón, sé que esa sonrisa no es verdadera. Yo sigo aquí, justo en el lugar en el que me dejaste, intentando pasar página. Sí, después de todo este tiempo sigues tan vivo en mí como antes, o más. Después de todo, aún me gustaría abrazarte y decirte bajito que todo va a ir bien. Después de todo te cogería de la mano y te llevaría lejos, a algún lugar donde nuestras palabras se las lleve el viento y nuestros besos sean lo único que nos quede. Ya sabes que mis labios se sienten solos desde que los tuyos no los abrazan, y también sabes que yo me siento vacía desde que no estás. Lo he dicho tantas veces. Pero, no puedo evitar sonreír cuando me dicen que las cosas no te van tan bien como esperabas, como esperabas que te fuesen sin mí. Y ahora, te das cuenta de que yo era mucho más que un pasatiempo, que te marqué con cada caricia y que te atravesé el corazón con cada mirada, como nadie nunca antes lo ha hecho. Ya he sufrido suficiente, ahora te toca sufrir a ti, te toca echarme de menos y arrepentirte de cada palabra. Parece mentira, porque nunca lo hubiese pensado, siempre me había sujetado a la idea de que nunca volverías, y que si lo hicieras sería para dañarme un poco más. En cambio, ahora soy yo la que no quiere saber más de ti, la que busca una vida con alguien que no seas tú.

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