domingo, 25 de mayo de 2014

Acostumbrarse al dolor y que ya nada duela.

Después de tanto tiempo, tanta espera, muriéndome debido a esa impaciencia, más bien por la impotencia de no saber como tenerte junto a mí. Después de tanto dolor, tantas lágrimas, deseando que los días avanzaran hasta el momento en el que te tuviera de nuevo aquí. Después de tantas veces que he pensado en hablarte, en buscarte. Entonces, ¿por qué ahora? Ahora que parecía que ya había conseguido olvidarte, ahora que cada vez que volvía a saber algo de ti no dolía, ahora que el corazón no se me salía por volver a verte. Todo lo que había conseguido lo destruyes con tan sólo una mirada. Pero si ya habías salido de mi vida, ¿para qué vuelves? No lo entiendo. Creo que no serías capaz de saber ni la mitad de lo que has significado para mí y lo mucho que me jodió que te fueras. Pretendes que te perdone por todo este tiempo ausente, que vuelva a quererte como antes, que volvamos a la vida de antes. ¿Pero a qué vida quieres volver? ¿A la que yo te daba, o a la que tú nunca me has dado a mí? Porque los dos sabemos muy bien que sólo nos hicimos daño. Todo se hundió el día que vi que te perdía. Llegue a preguntarme qué pude hacer mal, qué falló en mí. Pensaba que sería algo pasajero, por eso te esperé cada día, pero me di cuenta de que era una pérdida de tiempo, que si nada te retuvo para alejarte de lo que teníamos, poca probabilidad había de que decidieras volver. Y los demás vieron mi dolor. Fueron ellos los que me ayudaron a olvidarte, a sacarte por completo, mientras, tú estabas intentado reconstruir una vida que te había salido mal. Claro, la nueva falla, pues volvamos a lo de antes, ¿no? Y ahí estoy yo, ese soporte para seguir. Lo siento, no niego que has sido lo mejor de mi vida, pero también lo peor, y si volver a la vida de antes supone tener que pasar otra vez por lo mismo, lo siento. No, no voy a volver porque hayas decidido retomar tu camino, porque yo seguí ahí a pesar de todo, porque realmente te quería. Y ese tiempo de dolor no lo repara nadie, eso quedará siempre en mi interior, por lo que nunca podrá volver a ser tu vida de antes. Te cueste aceptarlo o no, yo he seguido hacia delante sin ti, he rehecho mi vida lejos de la tuya, al lado de alguien que sí demostró al principio lo que tú pareces hacer al final. Me has hecho falta durante mucho tiempo, pero ahora que eres prescindible, acabo de darme cuenta, me faltaba tenerte delante para saber que sí tendría el valor de no retroceder y mantenerme en mi lugar. Y no me arrepiento, más te arrepentirás tú ahora, porque estás en medio de un camino en el que se acabó el principio y el final.





No hay comentarios:

Publicar un comentario